lunes, 1 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO -CAPITULO 7 - BETINA KRHAN

CAPITULO 7


Renville dejó a la señora Treacle y entró en la casa, yendo directamente a la biblioteca, sin saber que estaba siguiendo la tradición de su padre, quien siempre hacía eso. Se sentó en la silla de cuero detrás del sólido escritorio, tomó la botella de coñac que Bailey rellenaba todos los días y se sirvió una dosis generosa.
Las cosas no se estaban desarrollando como había planeado. Las vacas que había confiscado eran muy viejas . El heno era escaso y estaba lleno de larvas y la mayor parte de la cosecha todavía estaba en las tierras que no había logrado desapropiar.
El excelente queso de los Dewlap y la madera eran las únicas cosas de valor que había conseguido , y ahora el queso estaba podrido . Cómo un lugar tan miserable como Culpepper lograba sobrevivir? Pensativo y nervioso, tomó lo que quedaba del coñac en un solo trago.
Varias veces, en esos últimos días, había tenido l a fuerte sensación que algo estaba sucediendo justo delante de sus narices. Era como si algo muy valioso se le estuviese escapando por entre los dedos.
Tendría algo que ver con Treasure Barrett? Si , porque ella había estado en todos los lugares, siempre citando sus proverbios en latín. Renville ya estaba cansado de tanto pensar en los ojos violetas mirándolo con reprobación.
Una "filósofa", decía la gente . "Nuestra filósofa". Según la señora Treacle, ella sabía todo. Si , todo sobre quesos, sobre hierbas, remedios indígenas, vacas envenenadas... Tal vez hasta supiese atrapar gallinas subidas a los árboles. Era llamada por la gente para resolver todos los problemas y ahora alguien había sugerido que él la llamase para resolver los suyos. Era una cruel ironía!
Impacientemente , Renville se levantó y fue a los estantes con libros, observando los nombres de los varios escritores allí expuestos: Martin Lutero, santo Tomás de Aquino, Plínio, una colección de Aristóteles, Homero, Santo Agostino, el poeta Virgílio... Dios! Si era verdad, si Treasure realmente había leído todos esos... Dios! Ninguna otra mujer en la faz de la Tierra sabía tanto ...
Treasure Barrett usaba sus conocimientos para convencer a la gente que era alguien especial. Tenía que darle una lección. Una lección que ella nunca más se olvidaría.
Determinadamente , Sterling se puso el saco y salió de la casa en dirección a la plaza de Culpepper. El sol estaba poniéndose en el horizonte y teñía el paisaje verde de los más bellos matices de naranja y rojo. Mientras caminaba, se fue calmando. Descubriría más sobre la tan aclamada inteligencia de Treasure Barrett y se aseguraría que ella no volviese a interferir en sus cobranzas.
Cuando se aproximó a la villa, notó que había varias personas en la plaza, algunas yendo a la taberna de Rennier, otras paradas conversando. Súbitamente , dos figuras familiares llamaron su atención: Johnny Cole y Pierre Fayette.
— Han visto a Treasure Barrett? — Renville le preguntó a los muchachos. — Necesito encontrarla... ahora.
— No, señor, no la vimos — respondió Pierre, antes de mirar a su amigo. — Qué día es hoy?
— Sábado — Johnny dijo.
— Entonces ella está en el río... Tomando un baño. Todos saben que los martes y los sábados Treasure va a nadar al río.
— Cuál es el camino que lleva al río? — Renville quiso saber.
— Es por allí — indicó Pierre, con una sonrisa pícara en los labios. — Siga por ese camino , no hay forma de perderse.
Renville se dio vuelta y fue en la dirección indicada.
— No deberías haber hecho eso, Pierre — le recriminó Johnny.
— Alguien debería haber hecho eso hace mucho tiempo.


Treasure había lavado sus ropas y las había dejado secando sobre una enorme piedra. Vestida con un leve camisa , ella flotaba en el río. Esa era su momento preferido , uno de los pocos momentos privados que tenía en su vida tan rara.
Nadaba con largas y pausadas brazadas, contenta con el éxito de esa última semana. El nuevo barón había actuado de acuerdo con sus expectativas. Era obvio que él no entendía nada de agricultura y había sido un placer ver su pomposa figura ahogándose en su propia ambición.
Sonriendo, Treasure se preparaba para salir del agua cuando vio a Sterling Renville parado entre la orilla del río y el lugar donde sus ropas se secaban al sol.
— Qué estás haciendo aquí? — ella preguntó, sintiéndose inexplicablemente avergonzada y agachándose dentro del agua.
— Parece que un baño es algo muy raro en Culpepper puesto que todos saben exactamente cuando te bañas. O tal vez — él continuó — sólo los muchachos sepan ese dato.
— Todos lo saben — Treasure levantó el mentón para observarlo con una expresión orgullosa. — Lo saben para poder encontrarme cuando me necesiten , en caso de una emergencia o un accidente. Soy la ... médica de ellos.
— Y la filósofa también, no? — él preguntó, con sarcasmo.
— Si. Yo los ayudo con...
— Sus problemas — Renville completó.
— Es cierto . Ahora que ya respondí todas tus preguntas, podrías marcharte, por favor.
Ignorando su pedido, Renville se sentó en la enorme piedra.
— Qué estás haciendo?
— Me estoy sentando.
— Terminé mi baño y quiero mi ropa .
— Ven a tomarlas — dijo él, con un brillo desafiante en la mirada.
Se hizo un largo silencio, y Renville se sintió decepcionado al darse cuenta que Treasure no estaba completamente desnuda como había pensado.
— Qué quieres?
— Algunas respuestas. Quiero saber sobre vos y mi padre y también quiero entender qué quiere decir la gente cuando te llama filósofa.
— Fui llevada a tu padre y al padre Vivant cuando era muy chica. Ellos dijeron que yo tenía el don de aprender con facilidad. El barón me prestó sus libros y me daba clases sobre los más diversos temas. Me enseñó teología, filosofía, agricultura, latín y griego. También me instruyó sobre como debía usar mi don . Pero, por encima de todo eso, el barón fue mi mentor y un amigo muy querido.
— Querido hasta que punto? Te acostabas con mi padre ?
— No! Él era como un padre para mí y para todos en Culpepper. Hay algo extraño... El barón Darcy nunca mencionó que tuviese un hijo.
— Eso no es sorpresa para mí, ya que el bondoso barón abandonó a su familia y malgastó su fortuna en este lugar miserable.
— Y quieres recuperarla.
— Exactamente.
— A cualquier costo.
Correcto, a cualquier costo. Y eso no es asunto tuyo , muchacha. Noté tu presencia en todos los lugares en donde estuve para cobrar mis deudas.
Tienes interés en las deudas de la gente de este pueblo ? O tienes alguna otra razón para perseguirme?
Treasure se puso tensa. Él sabía! Bien , tal vez no todo, pero sospechaba de su participación .
— Quizás estés queriendo terminar lo que comenzaste dos veces en la biblioteca, muchacha. Mi gusto generalmente es más refinado, pero podría hacer una excepción con vos.
— Desgraciado, hijo de...
— Shhh! — él levantó un dedo pidiendo silencio. — Una persona tan inteligente y culta como vos debería tener un vocabulario más cuidado. Tal vez deberías usar alguna palabra en griego.
— Sos un hombre muy arrogante , Sterling Renville. Y mereces que...
De repente, el sonido de ruidos viniendo desde los matorrales interrumpió el discurso de Treasure. Súbitamente, un grupo de jóvenes surgió en la orilla del río y Treasure se hundió en el agua.
Epa , epa... — Pierre Fayette miró a los dos. — Qué tenemos aquí? — Detrás de él, Johnny Cole y tres muchachos más se aproximaron.
— Diablos, Pierre! — dijo Eddie Clayton, riendo nerviosamente. — Tenías razón . El barón está aquí.
— Qué quieren aquí? — Treasure preguntó irritada.
— Oh, nos enteramos que el barón quería encontrarte y nos pareció mejor ver si todo estaba bien — Pierre declaró riendo, e inmediatamente fue copiado por los demás.
— Treasure? — Era la voz de Pen, venida desde un punto detrás de los muchachos. — Qué está pasando?
— Estaba terminando mi baño cuando el barón apareció — ella explicó, irritada. — Y ahora apareció este grupo de idiotas .
— Bien, no se queden ahí parados. Váyanse! Y usted, barón, váyase con ellos! — Pen exclamó.
— No tengo ni la menor intención de irme de aquí — Renville declaró
tendría que postergar su venganza, pero lo que estaba sucediendo era suficiente.
— Quiero mis ropas, señor Renville!
— Si pudiese, te las alcanzaría — Renville se rió con sarcasmo . — Pero , por desgracia , tendrás que venir a buscarlas.
— No se queden ahí parados! — Treasure miró al grupo de jóvenes que ahora incluía a su propio hermano. — Sáquenlo de aquí !
Pero los muchachos sólo intercambiaron miradas sin moverse. En verdad , se estaban divirtiendo y , de cierta forma, vengándose de ella. Habían crecido juntos y sentían una cierta envidia y celos de la importancia creciente de ella en la pequeña comunidad. Además, Treasure Barrett solucionaba los problemas, curaba las enfermedades, pero no se acostaba con ninguno de ellos.
— Pen, toma mi ropa .
Pen miró al barón, suspiró, pero no hizo nada . No era bueno desobedecer a su hermana, pero tampoco podía enfrentar al hombre más poderoso de toda la región.
— Si no lo haces te vas a arrepentir. Lo juro.
Hubo risotadas pero nadie se movió para ayudarla.
— Váyanse, o saldré del agua para tomar mis ropas y el demonio se llevará el alma de todos ustedes .
Verse obligada a exponerse delante de ellos era humillante. Pero lo peor era que esos idiotas la estaban tratando como a una chica tonta y no como a una... filósofa!
Tensa, Treasure enfrentó al grupo de muchachos, encarando uno por uno . Cuando sus ojos violetas se fijaron en Sterling Renville estaban rojos de odio.
El la miró con un aire de superioridad.
Treasure enderezó los hombros y miró fijamente a Renville. Dio un paso hacia la angosta playa de arenas blancas después uno más y el tercero fue más fácil. Después de todo, no estaba completamente desnuda.
Sterling Renville la observó saliendo del agua, la camisa pegada al cuerpo de curvas deliciosamente femeninas, y se sintió extasiado con la perfección de los pechos, los muslos, los tobillos y los delicados pies cubiertos por la arena del río.
Esforzándose por demostrar una dignidad que estaba lejos de sentir, Treasure caminó hacia el lugar donde había dejado las ropas y las tomó sin mirar a Sterling Renville.
Se van a arrepentir de esto — ella amenazó, mirando a Pierre y a los otros muchachos. — Les pedí ayuda y ustedes me la negaron. Les prometo que me acordaré de esto cuando me necesiten o cuando tu yegua necesite una cataplasma, Johnny Cole. Ou cuando un padre furioso o buscar para castrarlo, Pierre Fayette. Te juro que me acordaré.
Le lanzó una mirada triunfante a Sterling Renville y fue en dirección al grupo de jóvenes que bloqueaba su camino.
Eles se apartaron atónitos y la dejaron pasar.
Sterling Renville no pudo evitar acompañarla con la mirada. Treasure era linda, una mujer perfecta con un cuerpo que le cortaría el aliento a cualquier hombre. Si , ese era un cuerpo hecho para amar y ser amado.
Renville miró al grupo de muchachos y se dio cuenta que ellos tenían las mismas sensaciones.
— Mierda, Pierre! — decía Johnny Cole —, Viste lo que hiciste?
— Ella está muy enojada — Pen se mordió el labio y arrugó la frente .
— Qué creen que hará Treasure ? — Eddie Clayton se rió nerviosamente . — Le contará al padre?
— No. — Pen notó que todos lo miraban y sacudió la cabeza, mostrando indecisión. — Pero seguramente los hará arrepentirse cuando menos lo esperaren . No deberían haberla molestado.
— Pero sólo fue una broma — Johnny Cole argumentó, sin mucha convicción.
— Como ustedes dicen — Renville se levantó —, sólo fue una broma. Además, qué podría hacerles una chica como ella ?
Los muchachos se dieron vuelta y miraron incrédulamente al barón. Pobre hombre, no sabía lo que Treasure Barrett podía hacer con quien se le atravesase en su camino. Era mejor que tuviese cuidado, de lo contrario, él estaría irremediablemente perdido...

Sterling Renville caminaba inquietamente en el cuarto como una fiera enjaulada. Parecía un hombre elegante y poderoso a la luz del día, pero de noche, en el silencio de su cuarto, sólo era un ser solitario, con necesidades y deseos como los de cualquier ser humano.
Esa tarde había perdido una batalla, y sabía muy bien quien había sido la gran vencedora. Había logrado humillar a Treasure, pero ahora ella se vengaba corroyendo su cuerpo con deseo.
Gimió en voz alta y se dirigió al ventanal que daba al verde valle . Observó la noche, deseando nunca haber salido de Inglaterra y haber puesto los pies en ese lugar perdido en medio de la colonia de Maryland.
Con tantas cosas atormentándolo, apenas pudo cerrar los ojos esa noche.
A la mañana siguiente, se levantó malhumorado y , después de un rápido desayuno, salió a cobrar deudas, siempre acompañado de Alf y Hanley.
Visitó a los Cole antes del mediodía y se sintió irritado al ver que ellos habían recogido la avena antes de secarla.
Cuando llegó a los establos, Renville descubrió que tenían dos buenas yeguas que podría tomar como pago por el préstamo que su padre les había hecho .
— Están preñadas — Cole explicó, como si fuese un desafío. — No puede llevarlas, barón. No antes que den cría.
— No tengo tiempo ni paciencia para esperar, Cole. Ya le dije. El pago de la deuda está atrasado y quiero las yeguas ahora.
— Papá, dale una ahora y después la otra — sugirió uno de los hijos de Cole.
— Yo elijo — Renville dijo, teniendo nuevamente la sensación de que algo estaba escapando a su percepción. — Quiero la que tiene los cascos traseros negros.
Los Cole se apartaron para que Hanley pudiese tomar el animal.
— Espere — Renville sujetó al granjero por el brazo. — Cómo puedo saber si ella realmente está preñada ? Con cuál animal la cruzó?
— Con el padrillo reproductor de Cord MacMillan, el mejor de la región. Fue Treasure quien lo escogió.
Aunque a disgusto, Renville aceptó la explicación y partió para cobrar al próximo deudor de su larga lista.
Al final del día, las cobranzas no habían sido provechosas y él estaba muy molesto.
Al llegar a su casa, fue directamente a la biblioteca se arrojó en la silla de cuero. Sólo entonces se dio cuenta que no se había encontrado con Treasure Barrett en ningún lugar .
El resto de la semana transcurrió casi de la misma manera , había tenido que negociar con Dick Pelham para conseguir el tabaco seco del año anterior, en vez del tabaco verde de ese año. Del pobre Edgar Oxley logró sacarle miel, pero no mucha, pues la mayoría de las colmenas todavía estaba en los árboles.
De los Saundier, recibió cera de abejas que ellos usaban para hacer velas para el padre Vivant. Y por la mirada que le lanzaron, parecía que le estaba robando las velas de la Virgen María.
De un modo general los negocios iban mal y , para que la venida del comerciante de Baltimore valiese la pena, Renville tendría que completar la trasacción con mercadería producidas en su propia granja. Entre tantos lugares en el mundo, e incluso en las colonias, por qué carajo su padre había decidido instalarse justo en una villa como Culpepper?, se preguntó desoladamente.
Miró a su alrededor y esbozó una sonrisa irónica. La platería, la porcelana francesa e inglesa, los alfombras persas parecían completamente fuera de lugar allí. Después de todo , la mansión y sus tierras eran las únicas cosas de valor en Culpepper y , por como iban las cosas, también tendrían que ser vendidas.

Al final de la tarde siguiente, Renville estaba en la taberna esperando que Hanley viniese del herrero con su caballo.
La última cobranza que tenía para hacer era el coñac y el aguardiente de anís de los Barrett.
Bebió un jarro de cerveza y apoyó la cabeza en la pared de piedra .
Súbitamente, el sonido de voces llamó su atención.
—... Nunca vi una cosecha de tabaco como esa. Sólo una buena lluvia más , sólo una, y podremos hacer la cosecha. Entonces podré construir el cuarto que Maggie siempre pide y un piso más en mi granero.
— Este año los precios están buenos. Bendito sea el viejo Darcy que nos financió esta cosecha.
Al oír el nombre de su padre, Renville prestó más atención a lo que estaba siendo dicho.
— Cerveza y rum, Rennier — Dick Pelham palmeó la espalda de su amigo —, para dos personas que van a ganar mucho dinero este año. — Sin entender por qué Rennier fruncía el ceño, Dick continuó: — Deberpias ver que belleza, Rennier, el tabaco...
— Yo también podría verlo ? — se oyó una voz detrás de los dos granjeros.
— Barón?! — Pelham empalideció. Qué está haciendo aquí?
— Oyéndolo hablar de su fino tabaco. Es extraño, Pelhoam, hace dos días se lamentaba diciendo que estaba arruinado. Es mejor que se explique para que yo también pueda entender, no? Después de todo , como su único acreedor, debo ser informado de todo lo que sucede en su granja.
— Es ... fue Treasure que... — Pelham vio a Rennier sacudir la cabeza y dejó de hablar.
El barón se acercó a él y lo tomó por el cuello de la camisa.
— Qué tiene que ver Treasure Barrett con eso? Qué hizo ella ?
Ella... ah... Ella encontró un remedio para las larvas. Un milagro,
barón.
— Mentira! — Renville gritó. — Ya sospechaba yo que estaba siendo engañado, y ahora sé exactamente a quien culpar. — Sacudió al granjero por los hombros y lo dejó caer sobre una silla, antes de girar sobre sus talones y salir de la taberna.
El camino hasta lo del herrero hizo que su rabia disminuye un poco, lo que permitió que viese todo con más claridad. Qué imbécil había sido ! No había imaginado que esa chica de inmensos ojos violetas , representase una amenaza para sus negocios. Y qué ingenuo había sido al atribuir la desaparición de ella en la última semana después de lo ocurrido en el río. Ahora si entendía lo que la había motivado . Treasure ya había hecho su trabajo. Había salvado a la gente de Culpepper. Pero tendría un problema mucho mas grande para resolver: enfrentar su ira.

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