sábado, 20 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 26 - BETINA KRAHN

CAPITULO 26

La primavera llegó fría y húmeda, y con ella muchas personas que se encontraban fuera de Londres. Nobles y damas eran vistos en galerías de moda, salones de té y conciertos.
El exótico matrimonio de Sterling Renville se había hecho famoso, y todos querían conocer a la mujer de las colonias que había conquistado su arrogante corazón. Invitaciones comenzaron a llegar, y Sterling admitía con reticencia que ser una persona famosa tenía sus ventajas. Con una vida social agitada él tenía acceso no sólo a inversores sino también a políticos.
Sus planes involucraban a sir Alfred Patten, que era influyente en la Bolsa de Cereales. Las conexiones de sir Alfred permitirían que consiguiese apoyo para la suspensión del embargo y un acompañamiento naval a los barcos mercantes, para minimizar el riesgo de pérdidas. Sterling planeaba conseguir el apoyo de sir Alfred la noche del baile en la casa de lord Corley.
Y fue un confiado Sterling Renville quien condujo a su esposa y a la viuda de su primo al tan esperado baile. ?l miró a Treasure y se sintió orgulloso. El vestido rojo le quedaba a la perfección, y el cabello sujeto detrás de la nuca tenía algunos bucles insinuándose sobre su cara delicada. Treasure no había querido usar peluca ni polvo de arroz en los cabellos, argumentando que el talco terminaba cayéndole sobre los hombros, causándole picazón. Sterling tampoco quiso usar peluca y , para ser solidaria, Larenda también había ido con el cabello al natural. Pero cuando llegaron a la fiesta se sorprendieron : la mayor parte das mujeres también usaba el cabello al natural, y Sterling pudo darse cuenta como su esposa ya influenciaba a la sociedad londinense, que llevaba años de tradición.
Ellos bailaron varias veces, acercándose cada vez más a sir Alfred Patten. Treasure era saludada efusivamente, y Sterling se sentía satisfecho , pero Larenda se mostraba un tanto ansiosa. Sterling notó que ella buscaba algo o a alguien entre la multitud que se aglomeraba en el enorme salón. Cuando él mencionó que Vance Montreaux no había sido invitado, Larenda pareció relajarse.
Entonces el momento que Sterling estaba esperando finalmente llegó. Sir Alfred se había aproximado para servirse una copa de bebida.
— Sir Alfred, es un placer volver a verlo — Sterling lo saludó . — Permítame presentarle mi esposa, señora Renville.
— Dios del cielo, la señora Renville, es la muchacha que vino de las colonias y que tiene mucha suerte en el juego. Encantado de verla, mi querida. Conoces lord McMurtree? — él señaló un caballero a su izquierda. — McMurtree, esta es la persona responsable de los abacaxis de Rothmere.
— Oh, sir Alfred — Treasure dijo, con los ojos brillando. — El triunfo de los abacaxis en realidad pertenece al duque. Intentó hacer las compresas para su dolor lumbar?
— Mi esposa — Sterling interrumpió — es una fanática de las hierbas. Pero ya se conocen, entonces?
— Nos conocimos en la fiesta de Año Nuevo en Eiderly. Cenamos juntos. Si , usé sus compresas, joven, y el tratamiento que me prescribió fue muy eficaz.
Treasure le sonrió a sir Alfred y después a Sterling, quien se ruborizó.
— Lady Patten y su hijo también se encuentran aquí? — Sterling preguntó.
— Oh, si . Ella debe estar conversando con las damas, y él con las criadas — sir Alfred comentó con desaprobación.
— Bien, eso no es tan malo , no ? Ella podría estar haciendo algo más grave.
Sir Alfred soltó una carcajada, codeando al hombre a quien había llamado McMurtree.
— Discúlpenos, sir Alfred. Debo saludar a otras personas — declaró Sterling, alejándose con Treasure.
Cuando estaban fuera del campo de visión de la mayoría, Sterling la miró muy seriamente.
— Treasure, qué le dijiste...
— EY!! Aquí estaban ! — los interrumpió Wyatt, acercándose. — Los busqué por todas partes.
— Genial — Sterling dijo, entusiasmado. — Por favor, quedate con Treasure e impide que ella se meta en problemas mientras intento suspender tu maldito embargo — Renville sonrió y se apartó .
— él todavía teme que yo me comporte mal. Todo lo que hice fue hacerle un comentario a sir Alfred.
— Quién? Sir Alfred Patten? — Wyatt lanzó un pequeño silbido. — Entonces queda explicado. La misión de Sterling para esta noche es : ganarse la simpatía de sir Alfred.
— Para su plano? Por qué él no me dijo nada ? Tal vez habría podido ayudar.
— Sabes respecto al plan ? — Wyatt preguntó, sorprendido. — él no me cuenta ni la mitad de lo que está sucediendo. Se trata del embargo . No te sientas excluida. Sterling no está acostumbrado a consultar con otras personas ni permitir que alguien lo ayude.
Treasure suspiró e intentó aceptar el consejo de Wyatt. Los dos entraron en el bien iluminado salón de baile y fueron tragados por las parejas que bailaban . Treasure fue muy requerida, y Wyatt se quedó parado en el lugar buscando a una joven rubia. Y , cuando la encontró, rodeada por una rueda de admiradores, sintió celos.
Algún tiempo después, lady Corley, muy agitada, se acercó de Treasure y la apartó de Wyatt.
— Mi querida — lady Corley la tomó por el brazo —, simplemente tienes que venir conmigo para conocer al hombre más interesante y fascinante de las colonias... te va a encantar , estoy segura!
Treasure fue prácticamente arrastrada hacia la sala de visitas, con Wyatt siguiéndolo. Se detuvieron cerca de un grupo de personas elegantemente vestidas que rodeaban a un hombre de mediana edad, no muy alto y vestido de terciopelo marrón. Usaba polvo blanco en el cabello y tenía ojos castaños vivos y escrutadores.
— Aquí está él... — lady Corley los presentó y Treasure extendió la mano, que el hombre aceptó con una sonrisa — Señora Renville, este es Benjamin Franklin, de Filadelfia. La señora Renville también es de las colonias. De qué lugar exactamente Treasure?
— Maryland — Treasure logró balbucear, mirando a su interlocutor con admiración — de Culpepper... Benjamin Franklin, el pensador e inventor?
Ben Franklin sonrió como un niño que recibía un premio.
— Bien... Yo diría que sólo soy un aspirante a esos títulos . Y que practico constantemente para merecerlos . Encantado, señora Renville — él continuaba sonriendo. — Renville? Pariente de Darcy Renville, de Maryland?
— Padre de mi marido — Treasure explicó. — él fue mi mentor y un querido amigo, y hablaba usted con mucho respeto.
— Qué espléndido! ?l está aquí con usted ? — Franklin miró a su alrededor.
— El barón falleció en abril — Treasure le informó. — Estoy aquí con mi marido, Sterling Renville. Y hay otra persona de las colonias con nosotros, Wyatt...
— Colbourne! — Franklin sonrió, caminando hacia Wyatt con la mano extendida y gran familiaridad. — Dios nos bendiga , es como estar de vuelta en mi querida Filadelfia! Cómo está tu familia, mi muchacho? — Wyatt le respondió y Franklin volvió a mirar a lady Corley. — Madame, usted realmente tiene un excelente círculo de amistades, que no suelo encontrar cuando vengo a Londres.
Todos rieron, y él se volvió nuevamente hacia Treasure.
— Darcy fue su mentor? Entonces la dama es la persona que él solía describir cuando nos encontrábamos en nuestra Sociedad Filosófica. — Treasure se sonrojó y sonrió. — La pequeña que sabía el teorema de Pitágoras y que se interesaba por los cataplasmas de hierbas?
— Creo que soy yo, si — ella continuaba sonriendo . — Pero quizás; tal vez la hipotenusa de Pitágoras es fácil que ser curandera.
Hubo más risas.
— No puedo decirle cuantas veces el barón Darcy me habló sobre usted y su trabajo en la Sociedad. Creo que nadie aprovechó más la biblioteca de él que yo.
Los dos continuaron conversando por algún tiempo, intercambiando ideas y opiniones, cada uno buscando descubrir otros filósofos para explorar. Y no notaron que atraían una gran audiencia. Benjamin Franklin adoraba ser admirado, y Treasure estaba encantada.
Conversaron respecto a la curación con hierbas y sobre grandes filósofos y sobre la Sociedad Real.
— Queríamos mucho asistir a la demostración sobre electricidad usted presentó en Baltimore, pero desafortunadamente no pudimos hacerlo.
Aquella fue la clave para Franklin, quien comenzó a discurrir sobre su tema preferido: electricidad.
— ... y entonces , mi propia contribución realmente es la idea de que todo lo que llamamos electricidad en verdad es un ... vamos decir, un fluido que va desde un punto positivo a un punto negativo...
— Cómo un rayo? — los ojos de Treasure brillaban. — Entonces el cielo es positivo y el suelo es negativo?
— Exactamente! — Franklin proclamó, sonriendo.
— Oh, haga una demostración para nosotros de electricidad ! — interrumpió lady Corley, aplaudida por todos.
Súbitamente, la curiosidad científica se convirtió en el tema de la noche.
— Bien, no sé... — Franklin murmuró, pero no con mucha energía. — Una verdadera demostración necesita de equipamiento específico, madame — Sus ojos recorrieron las personas pidiendo con más insistencia.
— Pero seguramente, debe haber algo que pueda usar. Pongo mi casa a su disposición — lady Corley insistía, y pronto todos la seguían, así como Treasure y Benjamin, al comedor.
El aire estaba cargado de animación, y Franklin pidió un pedazo de vidrio liso y todos se pusieron a buscar. Treasure vio una concha de cristal con un largo cabo en la mano de una empleada y la pidió. Franklin sonrió y pidió un trozo delgado de lámina de oro, como las usadas para restaurar marcos de cuadros.
Pronto todo fue colocado a disposición del inventor americano.
Excitados y hablando en voz alta, todos se acercaron para ver lo que iba a suceder. Franklin tuvo de elevar la voz para ser oído. Y , para ser visto, lady Corley sugirió que él se subiese a una silla. Treasure era su asistente en la demostración, que él denominó como "electricidad estática". Los espectadores fueron aconsejados a permanecer lo más quietos posible para no bloquear el movimiento del aire.
— Casi me olvidaba ... — Franklin sonrió. — También necesito de un pedazo de tela de seda. Tal vez ... — él parpadeó — una enagua.
Al ser atendido, Franklin puso la lámina oro sobre la mano abierta de Treasure, pidiendo que ella se quedase lo más inmóvil posible. Luego explicó que la fricción de la seda en el vidrio produciría una corriente eléctrica que tendría la capacidad de mover la lámina de oro. Y fue lo que sucedió, causando aplausos de todos los presentes.


Sterling esperaba más progreso con sir Alfred, pero él había sugerido ir al comedor a tomar algo. Sabía que a sir Alfred no le gustaba el estilo de vida de su único hijo y que quería casarlo con alguien de una familia rica. Lord Serrelton había pedido ayuda a Sterling para conseguir marido para sus hijas, de ese modo Sterling vio la posibilidad de agradar a sir Alfred con la unión de dos poderosas familias.
Fueron al comedor y percibieron que algo estaba sucediendo. Había un gran grupo de personas bloqueando el paso . Sir Alfred hizo un comentario respecto a que ponche no estaba muy bueno , mientras Sterling estiraba el cuello para ver si lograba saber qué estaba ocurriendo. Y , cuando descubrió lo que era, pensó que se iba a desmayar.
Treasure estaba de pie al lado de un señor de mediana edad, de rostro sonrojado, hablando sobre "cargas" y "atracción positiva". Y , por Dios , un hombre la enlazaba por la cintura!
Renville... — dijo sir Alfred —, Esa no es su esposa?

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