domingo, 14 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 20 - BETINA KRAHN

CAPITULO 20

Glenmoral, la majestuosa casa de campo del marqués de Eiderly tenía arcos clásicos y estaba rodeada por jardines y árboles frondosos.
Treasure había encontrado dos maravillosos libros sobre arquitectura en la biblioteca del duque y ahora intentaba apreciar todo lo que veía, para disminuir la tensión respecto a lo que podría tener que enfrentar.
Otros invitados circulaban por el gran hall de entrada y prestaron atención a su llegada, curiosos por conocer a la joven esposa de Sterling Renville. El mayordomo le pidió el abrigo, y Treasure repasó mentalmente su ropa por enésima vez desde que había salido de Rothmere, esa mañana.
La conversación animada se redujo a un susurro cuando la llegada de ellos fue anunciada.
— El duque de Rothmere, lady Larenda Winderleigh-Avalon Renville y la señora de Sterling Renville.
Treasure extendió la mano al marqués de Eiderly, sonriendo.
— Esta es la esposa que Sterling trajo de las colonias? — el marqués preguntó, sonriendo deleitado al observar la cara encantadora. En una única mirada él evaluó su vestido, así como su cuerpo perfecto. — Ella es una joya, Rothmere. Pero Sterling siempre tuvo un fino gusto para las mujeres. Y él... No está con ustedes ?
Mi sobrino llegará más tarde — el duque informó, mirando a sus dos acompañantes.

El duque había recibido la invitación del marqués y se la había enviado a Sterling, en Londres. Últimamente, Philamon no frecuentaba reuniones sociales, y por eso Sterling estaría pensando que debía sería el único representante de la familia y se sentiría na obligación de asistir.
Entraron en le gran salón, el marqués ladeado por Larenda y Treasure, tomado del brazos de ellas. Pronto el salón era sólo comentarios por la aparición del duque, por la belleza de la señora Renville y por la generosidad de Larenda Avalon Renville en comparecer, a pesar del rompimiento de su noviazgo con Sterling.
Treasure sonrió y trató de recibir estoicamente las felicitaciones por el matrimonio. Pronto fue conducida a un sofá cerca de la chimenea y
se vio rodeada por elegantes caballeros. Todos querían hablarle y llamar su atención, pero fue un caballero que se sentó a su lado quien se hizo oír.
— Es difícil creer que venga de las colonias. Su inglés es refinado y muy bueno , señora Renville.
Treasure se dio vuelta y respondió con un proverbio... en latín.
— Cielos, Ponsenby, ahora sé como ella lo capturó — lo provocó uno de los caballeros, sonriendo.
Todos rieron , y el marqués, que se aproximaba, también sonrió y ofreció el brazo a Treasure para apartarla del grupo animado. En pocos minutos, todos sabían que la señora Renville hablaba latín , lo que suscitó mucha curiosidad y admiración entre los presentes.
Larenda y el duque se aproximaron y , sutilmente, la muchacha le recordó a Treasure usar el abanico para apartar a los curiosos que se acercasen demasiado.
Treasure continuó siendo presentada a la gente , hasta que no soportaba más el dolor en los pies. Suspiró aliviada al retirarse al cuarto de huéspedes para vestirse para la cena.
Durante la cena, fue interrogada por el marqués y por el influyente sir Alfred Patten, de la Bolsa de Cereales de Londres, sobre as colonias e sobre su familia. Ella ya había ensayado todas las respuestas, y su padre se transformó en un gran agricultor y el querido barón Renville un viejo amigo de la familia.
Todo estaba saliendo muy bien , Larenda afirmó, abrazándola en el momento de retirarse . Su alumna había sido un éxito, pero Treasure estaba demasiado cansada como para saborear esa pequeña victoria.


— Veo que volviste de las colonias triunfal — dijo el marqués, al saludar a Sterling a la tarde del día siguiente. — Sos un hombre de suerte, maldito canalla!
Sterling se sintió confundido y frunció el ceño.
— Tu esposa, la señora Renville... Ella es encantadora!
Si él ya estaba confundido, se sintió todavía más perplejo después de oír ese comentario, y pronto se vio rodeado por un grupo de personas que repetían las palabras del anfitrión. Agradecía todas, pero continuaba sin entender nada. Treasure se encontraba allí ? Cómo eso era posible? Tío Philamon había enloquecido ?
Decidió buscarla. recorrió los salones, fue a la biblioteca, al comedor y a los otros cuartos, pero no la encontró. Sólo entonces se acordó que buscaba a una mujer mal vestida y con los bellos cabellos castaño dorados sueltos o sujetos en una enorme trenza. Continuaría vestida como cuando la había dejado?
Dios , cómo ella había llegado allí ? Y cómo iba a sacarla de allí sin crear una escena?
De repente, Sterling fue interceptado por lord Clayton James, y la palabra "bella" fue repetida varias veces. Por primera vez, se dio cuenta que todos hablaban en belleza y elegancia, sin escarnio o desprecio.
— Dónde puedo encontrar a mi esposa? — finalmente le preguntó al marqués.
Le indicaron el gran salón, y fue allá hacia donde Renville se dirigió. Pronto la vio en el medio de una rueda, conversando y ... para su gran sorpresa, ella parecía completamente diferente. Usaba un vestido de seda coral, cuyo escote realzaba el pecho perfecto. Los cabellos estaban sujetos en un rodete bajo y flojo, con algunos bucles cayendo a los costados del rostro de piel aterciopelada. Los ojos violeta brillaban, y ella se abanicaba graciosamente . Todos en la rueda, hombres y mujeres, rían, y ella estaba levemente ruborizada.
Si , ahora definitivamente ella era Treasure Renville, y él sintió el corazón dar un salto dentro del pecho, experimentando una mezcla de orgullo y admiración por esa mujer. Sintiéndose observada, Treasure miró a su alrededor y lo vio . Sus miradas se encontraron y ellos se miraron por un largo momento antes que Sterling diese un paso en su dirección, primero lentamente, después más rápido, y más rápido, como si no pudiese aguantar la ansiedad . Todos dejaron de conversar para ver al buen mozo Sterling Renville acercarse a su adorable esposa.
— Sterling? — Treasure le ofreció la mano, que su marido tomó y llevó a los labios. Al sentir la breve caricia, ella se estremeció, y su reacción fue observada por lord Edgar Trexel, un famoso chismoso.
— Mi Treasure — Renville la saludó. — Debo hablar con vos, querida. Les pido permiso , pues hace algún tiempo que no tengo el placer...
La frase fue acompañada por sonrisas masculinas maliciosas y Renville tomó el brazo de su esposa y la condujo afuera del salón.
— Puede caminar más lentamente? No puedo acompañarte. Estoy descalza y pateando los zapatos debajo de la falda.
— Y eso no es natural para vos ?
— No pude evitarlo. Me sorprendiste. Y me había sacado los zapatos un poco para descansar los pies. Según Larenda, todas las mujeres hacen eso. Es común.
Renville miró a su alrededor y vio un pequeño sofá cerca de una ventana. La Condujo allá.
— Ponte los zapatos y después ve a preparar tus cosas para partir.
— No puedo. No puedo agacharme.
— Siéntate!— él le ordenó, hincándose sobre una de las rodillas para calzarle los zapatos.
Cuando terminaba de ponerle le segundo, una joven pareja se aproximó y vio a Renville arrodillado, con la mano por debajo de la falda de Treasure, sujetando su tobillo.
La dama emitió un jadeo de sorpresa y la pareja se retiró, como si los hubiese sorprendido en una situación impropia.
— Lo siento mucho, Renville, yo no...
— Dios del cielo, deberías haber dicho algo. Pronto todos sabrán que yo te estaba sujetando el pie en público. Si no te conociese mejor diría que fue a propósito.
— Pero yo ...
— Después de esto, ya no puedo llevarte a casa esta noche. Tendremos que quedarnos por lo menos hasta mañana. Con quién viniste?
— El duque nos trajo, a Larenda y a mí . llegamos ayer.
— Y qué hiciste para adquirir tanta notoriedad ? — Pero antes que ella pudiese responder él dijo: — Eso no importa ahora. No quiero saber. Vamos.
Los dos se dirigieron al gran salón y se quedaron uno al lado del otro como dos estatuas. Fue así como Larenda y el duque los encontraron , unos minutos más tarde.
— Entonces, viniste ? — preguntó el duque, de buen humor .
— Si — Renville los llevó a un salón vacío y cerró la puerta. — Qué significa esto?
— Bien — el duque buscaba una respuesta plausible —, gracias a Treasure mi huerta está maravillosa . Además , recibimos un invitación irrechazable. Te la envié a vos y te estábamos esperando.
— Y nos pareció una perfecta oportunidad para presentar a Treasure en sociedad — Larenda sorprendió a todos interviniendo.
— Entonces tal vez pueda explicar lo que significan esas ropas extravagantes que Treasure está vistiendo.
— Si, puedo — Larenda lo enfrentó. — El duque y yo compramos un guardarropa para Treasure con algo dinero ahorrado . Pero qué pasa, Sterling? Nunca te vi tan contrariado. Después de todo , lo gastamos para la presentación de Treasure en sociedad...
— Fue una pérdida de tiempo y dinero. Treasure no frecuentará la alta sociedad. Ella vuelve a Rothmere mañana, cuando amanezca, y permanecerá allá. Todo lo que han hecho fue inútil.
Treasure abrió la boca, pero nada dijo. No soportaba ese tipo de situación. Discutían sobre ella como si ella no estuviese presente. Ofendida, levantó el mentón y se retiró con pasos rápidos. Ni el llamado de Renville la hizo volver.

Después de una larga conversación consigo misma, Treasure apareció para la cena con un vestido de terciopelo dorado que acentuaba el color de sus cabellos y el brillo de sus maravillosos ojos violeta. Renville la había desmerecido . Había si do devastador, pero ella había pensado mucho en sus nuevas conquistas y en la manera en que todos la habían aceptado como una dama y decidió que no era momento de volverse atrás. Sólo Renville la rechazaba.
Sólo había una explicación para la conducta de él. Sterling no quería aceptar su transformación. Era lo mismo que cuando él la amaba físicamente. Él la deseaba, pero se odiaba por eso. Él la quería a pesar de que el casamiento hubiese sucedido contra a su voluntad. Y ella lo quería más que a cualquier otra cosa en el mundo. Debía haber algo que pudiesen hacer para resolver el problema. Dios, el amor era muy complicado. Como actuaría otra mujer , no siendo una intelectual ?
Cuando fue hacia la enorme escalera para bajar para la cena, Treasure estaba determinada a luchar para tener a Sterling Renville a cualquier precio. Con el razonamiento lógico de siempre, llegó a la conclusión de que podría usar los temores de Renville en relación a su conducta para vencer sus defensas. Cuando Sterling la recibió al pie de la escalera, ignorando todas las convenciones para escoltarla al comedor, ella sonrió disimuladamente.
Las atenciones fueron desviadas cuando el duque se levantó y anunció la presentación de un regalo para el anfitrión. Él introdujo en la sala dos criados que traían una bandeja de plata cubierta. Descubrió la bandeja y mostró una enorme ananá, fruta rara en Inglaterra, en razón del clima adverso.
El marqués se levantó para apreciar el regalo del duque, en medio de aplausos por la su habilidad como horticultor.
— El crédito no es sólo mío — Philamon Renville dijo, ruborizado. — Mi sobrina, Treasure, fue una inspiración. Ella entiende mucho de agricultura.
— Si ? — el marqués y todos los demás miraron a Treasure. — Y usted se atribuye el éxito, señora Renville? Trajo algún secreto da colonia?
— Oh — ella se sonrojó, pero se mantuvo firme, a pesar de que Renville le estaba apretando el brazo. — No, mi lord. Sospecho que sólo sea la alta calidad del estiércol inglés.
Todos rieron con la respuesta, disfrutando del ingenio súbito de ella.
Después de la cena, Sterling trató de conducirla a la escalera para que subiese al cuarto.
— No seas absurdo, Renville, si no aparecemos para conversar habrá comentarios.
— Entonces no converses con nadie, escuchaste ? Sólo quedate a mi lado.
— Debo seguir tu ejemplo y ser ruda con sus amigos y tiranizar a tu familia? Tal vez sea mejor que me vigiles para asegurarte que me comporto bien. — ella aprovechó su momento de sorpresa para desprenderse de él y dirigirse al salón principal.
Segundos después Renville se apostó a su lado nuevamente.
Después de quedarse en el salón conversando un poco, Renville dijo que era hora de retirarse y la acompañó hasta la puerta del cuarto, avisándole para estuviese lista para partir a la mañana siguiente. Treasure se sintió en el fondo del abismo. Durante toda la noche se había comportado como una perfecta dama, pero él había mantenido su mirada de desdén . Sería que sus esfuerzos habían sido en vano? No tendrían la menor oportunidad de ser felices juntos?
— Bien, por supuesto... Sólo pensé que ... — Sterling hablaba con el mayordomo a respeto a las acomodaciones para esa noche.
— Tenemos la casa llena — el criado dijo —, y nos tomamos la libertad de colocar sus pertenencias en el cuarto de la señora Renville. Le pido disculpas por la inconveniencia.
— No, por supuesto... entiendo. Olvídelo .
Dios, qué contratiempo. Era dormir con Treasure o ser atrapado durmiendo en un sofá a la mañana siguiente y pasar por humillación más. No tuvo otra alternativa a no ser subir al tercer piso para compartir el cuarto con su esposa. Se detuvo por un largo momento en la puerta, antes de insertar la llave en la cerradura.

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